Tecnología vs. habilidades humanas: ¿estamos perdiendo lo esencial?
Infancia
Estas navidades, asistí a la función de Navidad de la escuela de arte y música de mi sobrina. El auditorio estaba lleno, unas 300 personas, y los/as pequeños/as salían al escenario con tanto entusiasmo. Algunos/as bailaban, otros/as tocaban el violín o el piano. Recuerdo cómo brillaban bajo las luces, cómo no se les veía nerviosos/as, sino como si estuvieran disfrutando al máximo del momento. Me quedé completamente asombrado/a viendo lo cómodos/as que se sentían. ¡Qué cracks! Pero ¿cómo puede ser que estos/as niños/as, con apenas unos años, se sientan tan seguros/as al hablar, bailar o tocar frente a tanta gente?
Y ahí fue cuando me vino a la mente algo que todos/as hemos experimentado: ese miedo al hablar en público. Como cuando, en la universidad, tienes que presentar algo frente a toda la clase y estás días preparándote, con la tensión en el estómago. O cuando, en el trabajo, te dicen que mañana tienes una reunión con un cliente importante y serás la persona encargada de la presentación del nuevo producto. Pasas la noche en blanco, repasando cada palabra, mientras las manos no dejan de sudar durante la exposición. El miedo escénico nos afecta a todas las personas, pero lo curioso es que esos/as niños/as en la función parecían no tenerlo, al menos no de la misma forma en que lo sentimos los/as adultos/as. Lo hacían todo con tal naturalidad, que me pregunté: ¿cómo hemos llegado a perder esa espontaneidad?
El valor de las habilidades humanas: comunicación, empatía y escritura
Las habilidades de comunicación, como hablar en público, escribir con claridad o simplemente interactuar de forma efectiva con los/as demás, no solo son esenciales para el trabajo, sino también para la vida misma. Nos ayudan a conectar con los/as demás, a defender nuestras ideas y a ganarnos la confianza de las personas a nuestro alrededor. Son habilidades que nos acompañan durante toda nuestra existencia, influyendo en cómo nos relacionamos y desarrollamos nuestras emociones.
Sin embargo, el avance tecnológico ha cambiado radicalmente la forma en que interactuamos. Hoy en día, la infancia crece rodeada de pantallas desde una edad temprana. Herramientas como las tablets y teléfonos móviles están presentes en casi todos los aspectos de la educación. Según un estudio realizado por la Universidad de Stanford en 2021, el 60% de los/as niños/as entre 6 y 12 años pasan más de 2 horas al día frente a una pantalla (Stanford University, 2021). Pero, ¿está esto afectando su capacidad para desarrollar las habilidades de vivencia que son tan fundamentales? Si antes, actividades como las funciones de Navidad o los juegos grupales ayudaban a los/as niños/as a perder el miedo y ganar confianza frente a un público, ahora parece que estas experiencias se están desvaneciendo, desplazadas por el tiempo frente a las pantallas. Esto limita la interacción cara a cara, crucial para desarrollar habilidades sociales, y puede tener un impacto negativo en el bienestar emocional.
Equilibrio: la clave para el desarrollo integral
El reto al que nos enfrentamos es encontrar el equilibrio adecuado entre la tecnología y el desarrollo de las habilidades humanas. Los dispositivos digitales tienen muchas ventajas, como el acceso a información y la posibilidad de conectarnos con personas de todo el mundo, pero no pueden reemplazar la necesidad de practicar la empatía, aprender a comunicar nuestras ideas con claridad y desarrollar la confianza para hablar en público. Estas competencias son esenciales en cualquier etapa de la vida.
Diversos colegios, como algunos/as en Finlandia, han comenzado a implementar "días sin pantallas", donde los/as estudiantes participan en actividades de expresión oral, juegos grupales y escritura manual. Estas iniciativas buscan reforzar las habilidades interpersonales y asegurarse de que los/as niños/as no pierdan el contacto con el mundo real mientras se benefician de las herramientas digitales.
Por lo tanto, es importante reflexionar sobre cómo equilibrar el uso de la tecnología en el día a día de los/as más jóvenes, sin que esta desplace lo esencial. Como educadores/as, padres/madres y sociedad, tenemos la responsabilidad de fomentar tanto el uso de herramientas tecnológicas como el fortalecimiento de las habilidades humanas.
Recomendaciones para familias y educadores/as:
- Fomentar actividades extracurriculares que incluyan presentaciones orales y juegos en equipo.
- Limitar el uso de dispositivos digitales durante ciertas horas del día, promoviendo interacciones cara a cara.
- Animar a los/as niños/as a escribir cartas, diarios o cuentos, reforzando así la escritura manual y la expresión creativa.
Conclusión: mantener nuestra humanidad en un mundo digital
No se trata de rechazar la tecnología, sino de encontrar un equilibrio. En un mundo cada vez más digitalizado, el desafío está en no perder de vista lo que nos hace humanos: nuestra capacidad de comunicarnos, de conectar con los/as demás y de desarrollar habilidades sociales y emocionales que nos acompañarán toda la vida. Al integrar la tecnología como una herramienta que complementa el desarrollo humano, no un sustituto, podemos preparar a las futuras generaciones para un desarrollo integral. Porque, al final, no olvidemos: somos seres humanos, no máquinas.
Referencias: Stanford University. (2021). Screen time: The good, the healthy and the mind-numbing Retrieved from https://scopeblog.stanford.edu/2022/12/09/screen-time-the-good-the-healthy-and-the-mind-numbing/

Jorge Jiménez Cañas
Aspiro a participar en el cambio social global mediante el empoderamiento de las personas vulnerables, através de las instituciones públicas y/u ONG cuyo ámbito sea la cooperación internacional para el desarrollo y la ayuda humanitaria.
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