Rediseñar la infancia para revivir las calles

Infancia
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En coche al colegio, que si no llegamos tarde. Cuatro horas en el aula, una en el gimnasio y otro tanto en el patio, pero en la zona de cemento, la de arena es para infantil. Te vas con el vecino en autobús a la extraescolar de refuerzo. A la salida te espero en el coche, así meriendas de camino al polideportivo. Sales y ya es de noche. Sube, que aún da tiempo a pasar por el supermercado. 

Nuestras infancias se pasan todo el día fuera de casa y, en muchos casos, apenas pisan la calle. ¿Qué nos estamos perdiendo en el camino?

Caminar de casa al cole, o acercarnos a pie a la tienda más cercana, da lugar a que un niño o niña tome infinidad de decisiones que alimentan su autonomía. En edades más tempranas el camino es un lugar de descubrimiento en el que un charco, el cambio de relieve entre fachadas o saltar de bordillo en bordillo, componen una gran sala de psicomotricidad imposible de recrear en el aula. Según vamos creciendo, desenvolverse con soltura en los recorridos cotidianos nos hace responsables, aumentando a partes iguales los sentimientos de libertad y seguridad.

Más allá del tránsito, el espacio público es un lugar de juego, relación y aprendizaje. En ese sentido, la plaza del barrio puede ser la extraescolar más estimulante. Puede no contar con tobogán ni portería y aun así albergar millones de juegos y deportes que están aún por inventar. Tiene un componente igualador al ponernos en relación por compartir un mismo espacio: da igual al cole que vayas, la edad que tengas o el idioma que hables, esta plaza es tan tuya como mía. Nos hace adaptarnos al contexto, ser flexibles, dialogar, convivir. Llegando a generar un sentimiento de pertenencia que será la semilla para comprender lo imprescindible de cuidar el entorno que se habita, algo que la infancia asimila con mucha más facilidad de lo que lo hacemos las adultas.

Porque los beneficios de facilitar que las infancias vivan y disfruten del espacio público repercuten en el bienestar de la ciudadanía entera. “Una ciudad que sea adecuada para los niños será mejor para todos”, defiende el psicopedagogo Francesco Tonucci, llegando a proponer a los niños y niñas como figuras de referencia para el diseño de las ciudades. Como personas adultas, pongamos a disposición de nuestras infancias el tiempo y los espacios suficientes, eduquemos en el uso comunitario del espacio público y disfrutemos de vivir más allá de la supervivencia en las junglas de asfalto.

Miriam Rodríguez

Miriam Rodríguez

Participación | Dinamización Comunitaria | Cooperación al Desarrollo

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